ORIENTACIÓN

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamín Franklin.

miércoles, 30 de enero de 2013

¿POR QUÉ SON NECESARIOS LOS LÍMITES? (II)

· Porque el niño se siente seguro y protegido
· Porque las normas les ofrecen una estructura sólida a la que aferrarse y son una referencia.
· El niño ve que los padres son fuertes y consistentes y se sentirá mucho más inclinado a identificarse
con ellos.
· Ayudan al niño a tener claros determinados criterios sobre las cosas y son referencias constantes.
· Enseñan al niño que debe renunciar a veces, que debe aceptar el no y es una forma de enseñarle a
enfrentarse luego a las frustraciones de la vida.
· El niño aprende valores : orden, respeto, tolerancia…
Los niños necesitan que tú les pongas límites para que ellos puedan reconocer y respetar los límites de
otras personas, pues de lo contrario no sabrán distinguir claramente lo que deben o no hacer, lo que está
bien y lo que está mal.
Al poner límites, les protegemos de muchos de los riesgos que todos tememos, de las adicciones, del alcoholismo, drogas o comportamientos delictivos, puesto que les enseñamos a cumplir unas normas, un orden y un respeto, siempre desde el afecto y la congruencia. Los límites le enseñan a organizarse y a tener
buenos hábitos que serán un valor seguro para toda su vida.
Si esto es así ¿por qué no ponemos límites a nuestros hijos? Los estilos educativos oscilan como tantas
otras cosas como un péndulo. Nuestro estilo educativo ha ido desde una disciplina exagerada, restrictiva y
represora (la letra con sangre entra) hasta el otro extremo en el que todo está permitido, y donde los
padres pasan a ser colegas de sus hijos. En la actualidad la educación, que se basa en la autoridad nos
horroriza. La palabra “disciplina” y autoridad es equiparada normalmente a las palabras castigo y represión,
y la evitamos por miedo a parecer unos padres anticuados, reaccionarios. Suena a coacción y a dominio,
a prohibición que no tiene nada que ver con la democracia en la que vivimos. Sin embargo la palabra
autoridad se deriva del verbo latino "augere", que quiere decir ayudar a crecer y esta es en realidad la
meta de cualquier padre.

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