ORIENTACIÓN

Dime y lo olvido, enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo. Benjamín Franklin.

miércoles, 30 de enero de 2013

¿SE DEBEN PONER LÍMITES? (I)


Aprender a ser padres, es algo complicado y difícil, para lo que necesitaremos toda una vida, asumiendoque cometemos muchos errores y tratando de reconocerlos y modificar nuestras conductas. A veces nos encontramos con padres que no han sabido ejercer como tales, y eso hace que en un momento determinado,cuando tienen serios problemas con sus hijos se pregunten qué es lo que han hecho mal, en qué han fallado. Por eso se trataría de definir cuáles son nuestras armas como padres, cuáles son las pautas que debemos seguir para evitar que luego sea, sino demasiado tarde (nunca es tarde para un padre) al menos
mucho más difícil. Es sin duda la tarea más difícil de la vida de un adulto. Es pues lógico que sientan angustia y desconcierto por enfrentarse a una realidad para la cual no están preparados y es por esto que la finalidad de esta información es arrojar en lo posible una luz en ese túnel oscuro en el que a veces puede convertirse la educación de los hijos, y en el que muy a menudo los padres se encuentran solos y sin ayuda.
Por eso... ¿Se deben poner límites? ¿Cómo debo reaccionar ante mis hijos? ¿No es mejor ser un buen colega-amigo? Estas son las preguntas que durante muchos años hemos oído a la gran mayoría de padres.
Recuerdo a más de una madre comentar que nadie les había dicho que los niños vienen sin el libro de instrucciones, y que realmente era muy difícil la tarea que les venía encima. Evidentemente esta información no será como un manual de funcionamiento, entre otras cosas porque cada uno de sus hijos, es único e irrepetible. Sólo se trata de dar una serie de pautas, de conductas a seguir ante circunstancias concretas, esperando que les sirva de ayuda en la tarea más difícil, pero también más hermosa del mundo: “Educar a los hijos”.

¿POR QUÉ SON NECESARIOS LOS LÍMITES? (II)

· Porque el niño se siente seguro y protegido
· Porque las normas les ofrecen una estructura sólida a la que aferrarse y son una referencia.
· El niño ve que los padres son fuertes y consistentes y se sentirá mucho más inclinado a identificarse
con ellos.
· Ayudan al niño a tener claros determinados criterios sobre las cosas y son referencias constantes.
· Enseñan al niño que debe renunciar a veces, que debe aceptar el no y es una forma de enseñarle a
enfrentarse luego a las frustraciones de la vida.
· El niño aprende valores : orden, respeto, tolerancia…
Los niños necesitan que tú les pongas límites para que ellos puedan reconocer y respetar los límites de
otras personas, pues de lo contrario no sabrán distinguir claramente lo que deben o no hacer, lo que está
bien y lo que está mal.
Al poner límites, les protegemos de muchos de los riesgos que todos tememos, de las adicciones, del alcoholismo, drogas o comportamientos delictivos, puesto que les enseñamos a cumplir unas normas, un orden y un respeto, siempre desde el afecto y la congruencia. Los límites le enseñan a organizarse y a tener
buenos hábitos que serán un valor seguro para toda su vida.
Si esto es así ¿por qué no ponemos límites a nuestros hijos? Los estilos educativos oscilan como tantas
otras cosas como un péndulo. Nuestro estilo educativo ha ido desde una disciplina exagerada, restrictiva y
represora (la letra con sangre entra) hasta el otro extremo en el que todo está permitido, y donde los
padres pasan a ser colegas de sus hijos. En la actualidad la educación, que se basa en la autoridad nos
horroriza. La palabra “disciplina” y autoridad es equiparada normalmente a las palabras castigo y represión,
y la evitamos por miedo a parecer unos padres anticuados, reaccionarios. Suena a coacción y a dominio,
a prohibición que no tiene nada que ver con la democracia en la que vivimos. Sin embargo la palabra
autoridad se deriva del verbo latino "augere", que quiere decir ayudar a crecer y esta es en realidad la
meta de cualquier padre.

¿QUÉ TIPO DE PADRES NO SABE IMPONER LÍMITES ADECUADOS? (III)

· Padres que han tenido una educación autoritaria y restrictiva, que han sido humillados o maltratados de alguna forma. Estos padres quieren ser diferentes para con sus hijos, desean actuar de forma totalmente diferente y son padres que han desarrollado un cierto temor a la autoridad.
Están bloqueados y no saben actuar con firmeza por miedo a reproducir el estilo educativo que ellos han “sufrido”. La consecuencia es una nula exigencia hacia sus hijos para que no se sientan como ellos se han sentido. No quieren ser violentos ni distantes, desean complacer todos los gustos de sus hijos, aún a costa de grandes sacrificios.
· Padres que pasan por situaciones críticas. Los límites se pierden en situaciones críticas como un divorcio, ya que los padres pueden tomar la actitud de sobre-proteger desde el dolor o desde la
culpa. Todos sabemos cuantas veces se utiliza a los niños para hacerle daño al excónyuge, y eso implica muchas veces tener estilos educativos totalmente contrarios, intentar ganarse al niño,
“comprando” su cariño a base de no establecer límites. Es básico que los padres separados sepan que deben estar de acuerdo en la educación de los hijos.
· Padres con poco tiempo. Otro factor que ha jugado un papel relevante es el hecho del breve tiempo que dedican los padres a sus hijos, por asuntos laborales. Estos padres delegan la educación
en los colegios. Ellos simplemente se dedican a pasar con ellos buenos ratos, y su propio sentimiento de culpa hace que caigan en la trampa de no poner límites ni reglas, puesto que como en
el caso de los padres separados, también tratan de compensar la falta de tiempo, de afectividad hacia sus hijos, con un exceso de permisividad puesto que sienten que sus hijos están carentes de
la atención y el cariño que deben darles.
· Padres inseguros y con poca autoestima, que desean ser aceptados por sus hijos, y que no confían en sus propias decisiones ni en su capacidad para defenderlas. Por tratarse, en algunos casos, de
personas inseguras, lo único que pretenden es el ser aceptados por sus hijos.
· Padres que discrepan en la educación de sus hijos: es decir, también se trata de papás y mamás que tienen, entre sí, opiniones distintas sobre un mismo asunto y suelen desacreditar al otro delante del niño. No existe respeto entre ellos y tampoco son coherentes. Nunca se apoyan y el niño va jugando con uno o con otro, dependiendo de lo que trate de conseguir. Si la madre le dice a su hijo que no vea más la televisión y dice NO, el padre dice SI o trata de convencerla.
· Padres super-protectores y que miman exageradamente: Temen tanto por sus hijos que no les llegan a poner límites, puesto que en realidad ellos están siempre detrás de él. No le dejan enfrentarse
a nada, siempre han estado volcados en el niño y cuando éste tiene que enfrentarse a la vida, se encuentra sin recursos y puede que en la adolescencia presente crisis patológicas, por no
poder romper el cordón umbilical que le une a unos padres para quienes ha sido siempre el centro de su vida. Estos padres no le niegan nada al niño, viven por y para él, y acaban no pudiendo controlar sus exigencias.
· Padres inmaduros con miedo al enfrentamiento. Es imposible educar sin intervenir. En ocasiones esta falta de autoridad, esconde también un deseo de no tener conflictos. Sabemos que el niño no
aceptará de buen grado nuestra negativa. Resulta más cómodo no luchar contra él y permitirle que haga lo que quiera sin ponerle demasiados impedimentos. No viven para el niño como los padres
super-protectores, sino que bajo el pretexto de no “traumatizar” o no frustrar al niño esconden realmente su falta de autoridad, mientras que otras veces puede ser también por comodidad
e inmadurez para la paternidad. Este es quizás el error más frecuente en la actualidad.
Todos conocemos los padres que dejan que sus hijos hagan siempre lo que quieran aunque eso conculque los derechos de los demás, o de ellos mismas. Consienten comportamientos violentos o
de falta de respeto, porque son muy pequeños, padres que disculpan siempre el comportamiento del niño (está cansado) o que echa la culpa a los demás, (empezó el otro niño), y que instauran de
esta forma el germen de la mala educación... de esta forma mientras son pequeños aún tienen un cierto control que pierden totalmente en el momento de la adolescencia que es cuando recurren al especialista ante el comportamiento y la conducta del joven tirano.
· Padres autoritarios: Es un tipo de padres quizás menos frecuentes pero que existen. Son el otro extremo de la permisividad. Son controladores, perfeccionistas y anulan la personalidad de los niños, puesto que sólo persiguen la obediencia para demostrar su poder y control. No negocian nunca, lo que implica rigidez e inflexibilidad, es realmente un abuso de poder. No existe comunicación, solo la obediencia por la obediencia. Es tan negativo para la educación como la permisividad e igual de peligroso. Un camino ideal para que en la adolescencia se rompan las relaciones entre los padres y los hijos.
· Padres que no pueden mantener el no. Es decir que no saben mantener claros los límites. El NO no debe negociarse. Cuando usted vaya a decir no a su hijo, piénselo bien, porque no hay marcha atrás. Si usted le ha dicho a su hijo que hoy no verá la televisión, porque aún no ha hecho los deberes, no debe volver atrás, o reconsiderar su No, porque el niño llore o le suplique. Si no sabe mantenerlo el sabrá que puede conseguir sobrepasar otra vez los límites. Cuando pongas un límite es muy importante dejar muy claro de hasta dónde es el límite. En este sentido, son irrealistas
los Noes que se refieren a largo tiempo, como “no saldrás más”, o “no verás más la televisión”, porque lo más probable es que no podamos cumplirlo.
· Padres inconsistentes: No es un tipo de educación extraña. Desafortunadamente muchas veces los límites o las prohibiciones dependen del estado de ánimo de los padres. Hoy vengo cansado y
te dejo ver la televisión hasta las doce porque yo me voy a la cama, o bien hoy estoy de mal humor y te riño o grito por la misma situación. Es curioso cómo permitimos que nuestro estado de
ánimo intervenga en nuestra manera de poner límites. Lo ideal es que las reglas y las consecuencias que se deriven de su incumplimiento sean claras independientemente de nuestro estado de ánimo. Son padres que acostumbran a no cumplir ni las promesas ni las amenazas. Esto el niño lo aprende rápidamente.
· Padres que pierden el control. El hecho de perder el control en determinadas situaciones no es infrecuente y no debemos culpabilizarnos por ello. Podemos gritar y perder los estribos. Hay que tener en cuenta que la educación es una tarea diaria y muy costosa. Lo más importante es que este no sea nuestro sistema educativo habitual, porque entre otras cosas conlleva un abuso de la
fuerza que puede lastimar al niño. Un niño que vive entre gritos, es un niño acostumbrado a la violencia verbal y que muy probablemente responderá de igual forma. Además, a todo se acostumbra uno. Todos hemos oído alguna vez al niño que dice, es papá quien manda... mamá solo grita.
El extremo del grito, de perder el control es evidentemente el maltrato psíquico, o físico, lo cual es por supuesto mucho más grave. De esos gritos podemos pasar por falta de autocontrol a
humillar o a maltratar al niño, lo que marcará al niño para toda la vida.
· Padres poco informados. Padres que no conocen el desarrollo físico, y emocional por el que atraviesan sus hijos en las diferentes etapas evolutivas, lo cual provoca que los padres no puedan
comprender y responder adecuadamente a las necesidades de sus hijos, que no sepan diferenciar qué se les puede pedir en cada etapa.
A veces no son tan claros los estereotipos, unas veces los mismos padres pueden presentar distintos estereotipos a lo largo de la vida y la educación del hijo, lo que todavía es más desconcertante. A veces son permisivos mientras los niños son pequeños, tienen el control sobre ellos y no necesitan poner límites, porque aún son pequeños. Esos mismos padres luego en la adolescencia pueden convertirse en padres rígidos, intentando que el niño se comporte como antes, como cuando era pequeño. No admiten la separación y
pueden acabar como padres excesivamente rígidos, con normas inadecuadas para la edad.
Veamos cuáles son las consecuencias del problema de estos padres para poner unos límites adecuados.
Este es el perfil de los chicos...

¿CUÁLES SON LAS CONSECUENCIAS PARA LOS HIJOS? (IV)

El no poner ningún tipo de límites al comportamiento del niño trae indeseadas consecuencias, y éste podría
ser el perfil de un niño al que no se le han puesto los límites adecuados.
Estas son las características del pequeño tirano:
· Tienen entre 3 y 18 años
· Suelen ser muy inteligentes, ”espabilados“ y manipuladores.
· Egocéntricos, egoístas, intolerantes y caprichosos.
· No toleran un No, siempre se les ha dicho Sí.
· Mandan en casa; no piden, sino que exigen y amenazan: “si no me compras”…, “si no me das”…, “si no me dejas”...
· Se enfadan frecuentemente y discuten con los adultos a los que no suelen respetar. Son rencorosos.
· Culpan a los demás de sus errores.
· No toleran las frustraciones puesto que nunca se han enfrentado a ella.
· Tienen todo lo que quieren, sobre todo cosas, objetos, (coches fantásticos con 3 años, móvil con diez, la última consola, etc.). Son en realidad máquinas de comprar. De esta forma su autoestima
está ligada a tener y poseer “quiero lo mismo que ese otro niño”, “cómprame como a...”
· En realidad su máxima aspiración es estudiar para ser rico.
Son niños en fin, que nunca tendrán lo suficiente, cuyas exigencias son cada vez más elevadas y donde las negativas serán cada vez vividas de forma peor. Sus frases más frecuentes son: "Como yo digo que es así, es así", "lo quiero porque sí", "lo quiero ahora" y "si no me dejas...". Si no se llega a controlar a estos pequeños
dictadores, se van a transformar en adultos violentos, apáticos, desorientados y desmotivados.
A veces el perfil es diferente, dependiendo del tipo de padres que hemos visto. Aquellos hijos de padres super-protectores pueden ser agresivos como hemos visto, pero también pueden desarrollar una personalidad tímida, inhibida, insegura, con la autoestima baja porque nunca se han sentido seguros sin sus padres.
No han tenido que enfrentarse a frustraciones, y no saben como hacerlo cuando realmente deben empezar a vivir por sí solos. Problemas que habitualmente se pueden ver en terapias psicológicas o psiquiátricas en la etapa de la adolescencia, que es por decirlo de algún modo, la etapa en la que se puede ver el resultado del estilo educativo de los padres.
Tanto en unos como en otros, la investigación demuestra que los chicos sin límites en la infancia pueden tener graves problemas de conducta y de aprendizaje en la escuela, tienen una adolescencia más conflictiva, y no tienen un buen futuro desde el punto de vista emocional.
Sin embargo y en el fondo, estos niños demandan otro tipo de atención y a veces su comportamiento es un
grito de ayuda, niños que están desconcertados, que no tienen marcos de referencia y se sienten solos y perdidos en el mundo, que llegan a creer en la interrelación entre cariño y regalos, porque eso es lo que les han enseñado. ¿Cómo se sentiría uno si va de noche por una carretera que no conoce, sin señales, ni líneas
pintadas en la calzada? Los límites siempre son delimitaciones del camino, son cercos que protegen, y
que dan seguridad.
Creo que ha quedado claro que los límites son necesarios. Sin embargo estoy seguro de que no está en la mente de los padres, el educar a los hijos sin ningún tipo de control. Aquellos que desgraciadamente lo hacen conscientemente suelen ser padres con trastornos patológicos que no son el objetivo de esta información.
Entonces, si realmente tratamos de educar correctamente a nuestros hijos, con unas ciertas normas:
¿Que es lo que falla? Veamos los errores más comunes cuando tratamos de imponer límites.

¿CÓMO SE DEBEN PONER LOS LÍMITES? (V)

Imponer límites no es fácil. Lo lógico es que tengamos que ir enfrentándonos a muchas discusiones y al hecho normal de que el niño se saltará muchas veces esos límites hasta que aprenda. Lo lógico es que desde pequeño, ya desde los tres años, el hecho de ir separándose de los padres, de ir evolucionando, marque
la realidad de que el niño desafíe muchas normas. El período de oposición empieza con el “no” de los tres años, y la crisis más importante se presentará en la adolescencia. Es normal que el niño quiera probar, con su actitud y conducta, hasta dónde puede llegar y cuál es la reacción de los padres si se sobrepasa el límite
marcado. Es, en ese momento, cuando hay que mostrarse firmes, pues si se cede, después costará mucho más retomar el respeto por las reglas. Veamos unas normas elementales.
· Los límites se deben poner desde pequeños. Hay que enseñarles desde pequeños. Es más fácil ceder a sus rabietas pero el niño debe saber que el no es no. Debe aprenderlo desde pequeño. Es una
forma de ir educando la voluntad, el pequeño aprende lo que puede y no puede hacer, porque sus padres mantienen el límite con afecto pero con firmeza. El enfrentarse siempre a la misma situación
con la misma reacción paterna hará que el niño interiorice la norma.
· Los límites deben ser adecuados para su edad. No podemos pretender que un niño de cuatro años recoja todos los días su cuarto, o que un adolescente vuelva a casa a las ocho, como cuando tenía 12 años. Los límites deben ir adecuándose a la etapa evolutiva del niño. Deben también ser metas realistas. No le podemos pedir a un chico de 15 años que ha suspendido todas que la próxima vez
debe aprobar todas. Es importante que valoremos lo que haya hecho, porque eso le animará a continuar.
· Los límites deben ser claros y precisos: Requieren una total compenetración entre los padres. Deben ser muy concretos porque así los niños lo entenderán mejor. No generales como “debes portarte mejor, tienes que ser bueno” sino “sabes que no se enciende la tele cuando comemos” o “recoge tus juguetes cuando acabes”. No son necesarios los discursos (las charlas), son más eficaces las normas claras y sobre todo que el niño asuma lo que se le pide y porqué, sin demasiados rollos que le desvíen la atención del objetivo principal.
· Los límites deben hablarse, darles explicaciones, fijarlos de antemano, no dejarlos a la improvisación o al momento de rabia que tengamos, digamos que deben cumplir tres pasos: 1) se habla, 2)
se les recuerda, 3) hay consecuencias si no se cumplen. Pero debe hacerse desde la afectividad y el cariño.
· Si le obligamos a respetar ciertos principios nosotros debemos dar ejemplo, nosotros somos los modelos de identificación en los que el niño se va a fijar. No podemos castigarle por gritar o ser
violento, si nosotros perdemos el control continuamente y doy puñetazos en la mesa. O decirle que no se debe mentir y decirle, “esto no se lo decimos a tu padre” Se debe formar con hechos, no con palabras.
· Procurar darle opciones: Eso hará que le resulte más fácil cumplir las normas. La libertad de elegir ayuda a reducir las resistencias en el niño. Por ejemplo: "Es la hora de vestirse, quieres ponerte el
pantalón rojo o el azul”. Si sabemos que odia la verdura cuando es pequeño, intentar darle otra opción que no sea tampoco su comida favorita, pero que pueda elegir la que menos le desagrade. Es
una forma de que él tome decisiones, y enseñarle autonomía.
· Darle tiempo: Él debe ir aprendiendo a respetar las normas y nosotros debemos tener paciencia y saber que fallará muchas veces. Necesita un período de aprendizaje y aprenderá más rápido si valoramos cada pequeño cambio, cada intento. El elogio y el refuerzo positivo es lo que realmente cambia y modifica conductas. Ayudarle al principio a recoger los juguetes le enseñará mejor que si
le damos gritos porque no ha recogido. Valorar siempre sus intentos y sus esfuerzos por mejorar.
· Debemos mantenernos firmes. En cuestiones importantes es bueno aplicar el límite sin titubeos.
Para ser firme se ha de creer que se hace lo correcto; de lo contrario, se transmite poca convicción
al pequeño. Por ejemplo si tu hijo está jugando con un videojuego, necesitas antes de expresarle el límite tenerlo tú claro y que no vas a dejarte influenciar por sus ruegos o por sus lloros.
Si es media hora de juego, es media hora. Lo más importante es cumplirlo.
· Debemos distinguir qué límites son inamovibles. Existen normas que son básicas que no pueden ser objeto de revisión o de diálogo. El respeto por los demás, por los padres, la violencia, la mentira,
no consumir drogas, etc. Existen otras que son importantes, pero que admiten revisión o admitir que los hijos opinen siempre previamente a establecer dichas normas, por ejemplo la hora de llegada a casa, la responsabilidad en el estudio, y otras más accesorias y que son más negociables, determinadas tareas en casa, ropa, corte de pelo, etc.

Y SI SE TRASPASAN LOS LÍMITES… ¿CÓMO APLICAR CONSECUENCIAS? (y VI)

Es importante que los niños sepan de antemano que el incumplimiento de esta o aquella norma, trae consigo unas consecuencias. Son libres de elegir el cumplirlas o no, pero deben hacerse responsables de sus actos.
Evidentemente esto se lo enseñaremos poco a poco. A un niño pequeño que no recoge la ropa y se le ha advertido, la consecuencia será que tendrá que recogerla en vez de ver los dibujos que en ese momento está viendo.
· El castigo no debe usarse como algo habitual, pues perderá eficacia, y al niño no le enseñará nada.
Cualquier acción: la riña, la prohibición de televisión y el azote se verá debilitada con el abuso y no tendrá los efectos deseados cuando se necesite.
· Deben ser cortos y proporcionados a la acción. Si dura mucho hay momentos en los que los niños no saben porqué se les ha castigado. Ellos deben saber que es el resultado de su acción. Si he
traído una nota de la tutora diciendo que no hace los deberes, podré decirle que hoy y mañana empleará el tiempo que tenía de televisión en hacer los ejercicios y así recuperará el tiempo que
perdió. Debemos también darle la oportunidad de que con el cumplimiento de la norma vuelva a tener los privilegios normales. Si esta semana haces todos los días los deberes, te dejaré ver 15 minutos más la tele, o leer, o jugar a la videoconsola o chatear con los amigos. Y nunca, nunca dejarnos llevar por nuestro estado de ánimo para fijar un castigo. Este debe estar implícito en el hecho
de no cumplir la norma.
· Deben ser educativos: Que tengan relación con la norma que se salte, así rectificaremos mejor la mala conducta. Has llegado quince minutos tarde, mañana vendrás quince minutos antes, y si persistes
iremos aumentando el tiempo. No tiene sentido que si después de avisarle de las consecuencias deja la ropa por todo el suelo, que se le diga que no va a salir una semana. Se le puede decir que ahora debe recoger toda la ropa y también ayudarnos a nosotros en la colada.
· No retrase el castigo: si se va a castigar al niño, hágalo tan pronto como sea posible después de la
mala conducta. Las conductas se controlan mediante consecuencias inmediatas, así que no hay que esperar “hasta que llegue papá”. Es básico que nos vean seguros y sin dudas.
· Deben ser comprendidos, deben saber porqué se quedan sin tele o porqué tienen que pedir perdón si han ofendido a alguien.
· Deben ser firmes: siempre las mismas consecuencias para las mismas faltas.
· Dar una oportunidad para la buena conducta: el efecto inmediato del castigo es enseñar al niño lo que es correcto, pero hay que darle la oportunidad de que demuestre lo que ha aprendido. Por eso
es bueno darle la oportunidad de rectificar una primera vez y avisar que de continuar se aplicará la sanción.
Evidentemente no es necesario subrayar que los castigos nunca deben atentar contra los derechos del niño, nunca deben ser violentos, ni humillarle o ridiculizarle o exponerle a castigos degradantes y por supuesto evitar que la consecuencia de una falta del niño traiga también falta de amor, frases como “eres
malo no te quiero”, aún persisten por desgracia en madres y padres. De ninguna manera “castiguemos” a nuestros hijos quitándoles el afecto o la atención.
De igual forma que se pueden aplicar castigos ante faltas reiteradas es aún mucho más importante elogiar al niño cuando hace bien las cosas. Está comprobado que es mucho más efectivo que los castigos. El elogio y la recompensa puede ser física, comentarios orgullosos acerca de lo que el niño ha hecho, abrazos, besos,
y también establecer unos premios materiales, o bien permisos extras, si el niño consigue reeducar una conducta. Hay que pillar al niño haciendo también algo bueno, no siempre lo malo. Este es un defecto muy frecuente en los padres actuales.
Pequeños consejos para facilitar la educación de sus hijos.
· Confíe siempre en su hijo. Si él ve que sus padres nunca confían en él, se hará merecedor de esa desconfianza.
· Los padres son antes que nada padres, después amigos. La autoridad bien llevada les ayudará a desarrollarse como personas.
· Sobre todo escúchelos. No subestime sus problemas aunque a usted le parezcan tonterías. Para ellos son importantes. Tenga tiempo para ellos. Es lo que necesitan. Comprenderlos y a veces volver la vista atrás y recordar nuestra infancia, sobre todo nuestra adolescencia, que será una época de conflictos, siempre beneficiará nuestras relaciones.
· Deje que sean libres. Déjelos ser de la forma que quieren, quizás muy distintos a lo que usted espera... pero el ser padres es precisamente el educarlos para que vuelen solos y no nos necesiten.
Esta es la tarea más generosa del mundo y ya se había dicho, la más difícil. No sea egoísta.
· No lo olvide siempre es mejor reforzar lo bueno que hace su hijo, que estar siempre atento a lo malo.
· Exprese usted sus emociones y deje que él exprese las suyas, si lo hace de una forma respetuosa le estamos enseñando a ser inteligente emocionalmente y eso le hará más feliz.
· Reconozca que usted también puede equivocarse y dígaselo, eso le hará más cercano.
· Pero sobre todas las cosas, demuéstrele siempre su cariño, su afecto incondicional. Está demostrado que los niños que se sienten queridos son más inteligentes, mas capaces, crecen más por
fuera y por dentro. El amor es siempre su mejor vitamina.

Y ahora no quiero dejar de compartir algo que he leído últimamente en Internet, una de esas hermosas cosas que uno se encuentra en la red, de cuya paternidad nadie se ha hecho responsable pero que es un resumen de lo que se ha tratado de exponer.
Quiéreme así por favor:

No me des todo lo que pido. A veces sólo pido para ver hasta cuánto puedo coger.
No me grites. Te respeto menos cuando lo haces, y me enseñas a gritar a mí también, y yo no quiero hacerlo.
No me des siempre órdenes. Si a veces me pidieras las cosas, yo lo haría más rápido y con más gusto.
Cumple siempre las promesas, buenas o malas. Si me prometes un premio, dámelo; pero también si es un castigo.
No me compares con nadie, especialmente de la familia. Si tú me presentas mejor que a los demás, alguien va a sufrir; y si me presentas peor que los demás, seré yo quien sufra.
No cambies de opinión tan a menudo, sobre lo que debo hacer, decide y mantén esa decisión.
Déjame valerme por mi mismo. Si tú haces todo por mí, yo nunca podré aprender.
No digas mentiras delante de mí, ni me pidas que las diga por ti aunque sea para sacarte de un apuro. Me haces sentir mal y perder la fe en lo que dices.
No me exijas que te diga el porqué cuando hago algo mal. A veces ni yo mismo lo sé.
Admite tus equivocaciones, crecerá la buena opinión que yo tengo de ti y me ensañarás a admitir las mías.
Trátame con la misma amabilidad que a tus amigos: ¿Es que por que seamos familia no podemos tratarnos con la misma cordialidad que si fuéramos amigos?
No me digas que haga una cosa si tú no la haces. Yo aprenderé y haré siempre lo que tú hagas aunque no lo digas; pero nunca haré lo que tu digas y no lo hagas.
No me digas “no tengo tiempo”, cuando te cuente un problema mío.
Trata de comprenderme y ayudarme.
Y quiéreme y dímelo: A mí me gusta oírtelo decir, aunque tú no creas necesario decírmelo...
Con cariño de vuestro hijo...


BIBLIOGRAFÍA RECOMENDADA:
· Cómo hablar para que sus hijos le escuchen y cómo escuchar para que sus hijos le hablen Por
A. Faber y E. Mazlish ;Editorial Medici.
· El arte de ser padres Por Miguel Ángel Conesa Ferrer ; Editorial Edaf.
· Decir "no" . Por Asha Phillips ; Editorial Plaza y Janés.
· www.psicologoinfantil. com
· www.solohijos.com

lunes, 28 de enero de 2013

COMPLEMENTARIA INGLÉS

En las complementarias de inglés hemos hecho una nueva actividad: nuestros alumnos se han convertido durante unos minutos en carniceros, panaderos, fruteros, pescaderos y compradores. Aquí está el resultado.

jueves, 13 de diciembre de 2012

BORRADOR DE LA LOMCE

El objetivo de esta ley es mejorar la calidad educativa, partiendo que la calidad educativa debe medirse por los outputs (resultados) y no por los inputs (inversión, número de profesores, número de centros escolares u otros datos). Dirigiendo sus pasos con la intención de reducir la tasa de abandono, mejorar los resultados, mejorar la tasa comparativa de alumnos excelentes y mejorar la empleabilidad de los estudiantes.

Todos los alumnos tienen talentos (...) La reforma se basa en la evolución hacia un sistema capaz de canalizar a los estudiantes hacia la trayectoria más adecuada a su fortalezas.

Los estudios internacionales señalan mejoría en países que han:
  • simplificado el currículo y reforzado el conocimiento de áreas instrumentales
  • flexibilizado las trayectorias
  • desarrollado un sistema de evaluación externo (censales y consistentes en el tiempo)
  • incrementado la transparencia de los resultados
  • promocionar mayor autonomía y especialización de los centros educativos
  • exigir al estudiante, al profesorado y a los centros de cuentas
  • implantar incentivos al esfuerzo
Medidas a tomar
  • Flexibililidad de trayectorias 
  • Implantación de pruebas de diagnóstico
  • Racionalización de la oferta educativa (más peso a las áreas instrumentales y CCBB)
  • Aumento de autonomía de los centros (directores bajo un proceso de certificación)
  • Desarrollo de las TIC 
  • Apoyo al plurinligüismo
  • Impulso de la Formación Profesional (nuevo título FP básica)
Aplicable por medio de Reales Decretos en cuanto a las enseñas mínimas y aspectos básicos del currículo

Se realizarán modificaciones en el Estatuto del Docente no Universitario en cuanto:
  1. Dignificar la profesión
  2. Acceso a la función pública
  3. La carrera
  4. Previsión de puestos de trabajo
  5. Derechos y deberes de los docentes
  6. Formación del profesorado
  7. Consolidación y refrendo de la autoridad del profesorado
Aspectos a tener en cuenta en Primaria:
  • Desaparición de la materia Conocimiento del Medio por su desdoble en las clásicas Naturales y Sociales
  • Pruebas evaluativas externas (aplicación y evaluación) en 3º de Primaria  (centrados en las CCBB lingüística y matemáticas) y 6º de Primaria (sin efectos académicos y centrado en las CCBB)

Aspectos a tener en cuenta en Secundaria:

- Organizado en dos ciclos: 
  • 1º ciclo compuesto por tres cursos aplicándose una prueba evaluativa al finalizar el tercer curso.
  •  2º ciclo compuesto por un solo curso con dos modalidades, eminentemente académico o relacionado con la formación profesional. Al finalizar este curso se realiza una prueba evaluativa fijada por el Gobierno
  • Surge la Formación Profesional Básica (elimina los PCPI) organizado en dos bloques, Bloque en Comunicación y ciencias sociales (lenguaje, idiomas y sociales) y el Bloque de Ciencias aplicadas (matemáticas y ciencias)
Aspectos a tener en cuenta en Bachillerato:
  • Solo existen tres modalidades: Arte, Ciencias y Humanidades y sociales.
  • Aplicación de prueba evaluativa (CCBB)

SEIS PASOS PARA MEJORAR LA RELACIÓN CON TU HIJO ADOLESCENTE


Las relaciones entre los adolescentes y sus padres suelen ser muy conflictivas. La mayoría de los padres de adolescentes se quejan de que estos no los escuchan, no les hacen caso, cambian constantemente de humor, nunca saben lo que quieren o no tienen ninguna disciplina.
En algunos casos la vida en la casa se convierte casi en una batalla campal diaria y muchos padres no saben qué hacer. Y mientras tanto la vida de toda la familia se va convirtiendo en un infierno con leves destellos periódicos de normalidad. Pero los padres no quieren solo esos oasis de tranquilidad, quieren que su vida vuelva a ser “normal”, como cuando no había un adolescente en la casa.

Hay soluciones
La buena noticia es que la adolescencia no es eterna. Esta etapa dura unos años y tras ella, el hijo o hija se convierte en un joven maduro, mucho más razonable y, casi siempre, otra vez próximo a sus padres. Pero también es cierto que los años de adolescencia de los hijos pueden ser una prueba muy dura para sus padres si estos no hacen algo para llevar bien las cosas y no consiguen mantener la calma.
Y otra buena noticia es que eso es posible y no demasiado complicado. Excepto en casos muy complejos de adolescentes con graves problemas de comportamiento, los padres pueden seguir una serie de pasos que mejorarán notablemente la vida en la casa.

Seis pasos para mejorar la relación con los hijos adolescentes
  • Pasa más tiempo con tu hijo adolescente. Incluso cuando las cosas van mal o todavía más en esos momentos, busca la forma de dedicarle más tiempo a tu hijo. Ya el simple hecho de que él o ella vea que te preocupas por conseguir momentos para compartir acabará consiguiendo que esos momentos sean cada vez mejores para ambos.
  • Ten claro que eres su madre o su padre pero no su amigo. Algunos padres de adolescentes creen que convirtiéndose en amigo de sus hijos solucionarán los problemas de relación. La realidad es la contraria, a pesar de que los adolescentes ya no son niños todavía necesitan, o quizá aún más, la presencia de la figura materna o paterna. Necesitan normas y necesitan disciplina, algo que un amigo no puede imponer. Por eso es importante que los padres mantengan su posición. Aunque eso no quiere decir que sean padres dictatoriales o excesivamente autoritarios. El diálogo suele dar mucho mejore resultado con los adolescentes que el autoritarismo.
  • No tomes todo lo que haga como algo personal. Eso les ocurre a muchos padres de adolescentes, están convencidos de que todo lo que estos hacen es para “fastidiarles” a ellos. Nada más lejos de la realidad. Los chicos y chicas no tienen como objetivo fastidiar a nadie pero están viviendo una etapa de sus vidas en la que necesitan una dosis de rebeldía y tienen que cuestionar la autoridad, es una de las características naturales del proceso de maduración. Si los padres consiguen ver las reacciones de sus hijos bajo este prisma es mucho más sencillo que sientan más tolerancia hacia las acciones de sus hijos.
  • Habla con él sobre las cosas que le interesan.Intenta saber todo lo que puedas sobre tu hijo, y encárgate de que él o ella sepan que estás informado. Charla con ellos de sus aficiones, sus amigos, la escuela. Mantén conversaciones sobre cuestiones importantes de su vida como su futuro, su sexualidad, su salud o sus amistades pero también dedícale un tiempo a las charlas intrascendentes que muchas veces te dirán más sobre tu hijo que las conversaciones más profundas.
  • Háblale de tus preocupaciones. Ten en cuenta que él debe saber cómo estás tú. Tus problemas o tus preocupaciones también le interesan. No tienes que cargarle con ellos pero sí puedes informarle para que así aprenda a madurar.
  • Introduce algunas pequeñas modificaciones en tu lenguaje. Es importante que entiendas que tu hijo adolescente ya no es un niño pequeño al que educas con órdenes. Tampoco es un adulto, eso es cierto, pero si en algunas cuestiones le tratas como si fuera un adulto eso le ayudará a empezar a serlo. Y una de las cuestiones que puede marcar la diferencia es el lenguaje que utilizas con él o ella. Por ejemplo, en vez de decirle “quiero que hagas” es más productivo “me gustaría que hagas” o “te agradecería que hicieras”. Procura utilizar menos la palabra “no” y más otras alternativas, como “preferiría” o “estaría bien”. Y recuerda que es importante que corrijas a tu hijo o hija cuando a tu entender ha hecho algo mal pero igual de importante es que busques motivos para felicitarle porque hace muchas cosas bien.

ESTUDIAR EN VACACIONES


Cuando se aproximan las vacaciones de Navidad, Pascua o incluso las del verano, quizás pienses que es momento de olvidarlo todo, sólo descansar y divertirte y no pensar para nada en el estudio. Si lo haces te equivocarás por una sencilla razón: los nuevos hábitos cuesta mucho asimilarlos, pero se pierden con facilidad si vuelves a los viejos hábitos de los que tanto te ha costado desprenderte. Así que lo mejor será combinar una sabia combinación de descanso, diversión y estudio.
Elaborar un plan de trabajo /estudio para las vacaciones

Enhorabuena, las clases han acabado. Tienes días enteros con muchas horas por delante. No los desaproveches tontamente. Elabora un plan de trabajo inteligente y verás cómo te dará una enorme ventaja en tus estudios. Vamos a darte algunas ideas para tu Plan de estudio durante las vacaciones.


1. Días de descanso y días de estudio. Coge un calendario y marca los días en lo que vas a estudiar. Si es Navidad deja los días festivos y más señalados para la familia integramente para descansar. Te lo has ganado ¿no?

2. Horas de estudio. De los restantes días elige tus horas de estudio. ¿Qué tal por las mañanas? Eso te obligará a levantarte a una hora razonable y dado que no tienes clases aprovechar esas horas y tendrás todas las tardes libres para descansar, diversión u otras actividades. Determina tu horario de mañana o tarde (o una combinación de ambos) e intenta seguirlo a rajatabla. Reforzará tus hábitos y te ayudará a darte confianza en tí mismo.
3. Elige las tareas y objetivos de estudio durante las vacaciones. Es importante que te fijes tareas y objetivos interesantes durante el estudio. Por supuesto, termina en primer lugar aquellas tareas pendientes o que te han mandado hacer específicamente para las vacaciones. ¿Pero y después? Bueno, hay muchas cosas interesantes:
  • Trata de concentrate en repasar aquellos temas que te cuesta más trabajo entender. Anota las dudas y cosas que no logres comprender. Aprovecha para ampliar conocimientos, eso te ayudará acomprender los temas más dificiles que se te resisten.
  • Concéntrate en las asignaturas que más retrasadas lleves y ponte al día.
  • Mírate las cosas que van a explicar en clase a la vuelta de vacaciones. Adelantar trabajo te dará una ventaja enorme sobre la clase y tiempo para concentrarte en repasar bien y aprender las asignaturas más dificiles de cara a los exámenes.
La vuelta a clase

La ventaja que tendrás al volver a clase es que habrás descansado, pero no tendrás la "pereza" de los que no han pegado ni golpe durante todas la vacaciones; a estos generalmente les costará varios días volver tomar conciencia y hábito de estudio. Tú en cambio:

  • Estarás en forma desde el primer día y no habrás perdido los buenos hábitos.
  • Tendrás seguridad en tí mismo, porque te habrás puesto al día y terminado bien tus tareas de vacaciones.
  • Estarás motivado a que empiecen las clases, dado que has adelantado el trabajo y sabes de qué van los nuevos temas...
Estas ventajas son los suficientemete importantes como para animarte a diseñar y cumplir un buen Plan de trabajo para tus vacaciones.